Hace 9.000 años los habitantes del Sur tallaron y pintaron las piedras, en la intimidad de escenarios cordilleranos magníficos, manifestando sus pensamientos, con el saber aprendido de sus mayores.
Aquellos antiguos antepasados han legado a la posteridad una obra artística que en Neuquén representa cientos de bloques totalmente grabados o pintados, en yacimientos cuyos hallazgos recién empiezan a estudiarse científicamente.
Algunos de los primeros trabajos de valoración sistemática fueron realizados por el estudioso neuquino Gregorio Álvarez, quien advirtió que estas obras indígenas contienen un aspecto figurativo y otro espiritual y que expresan, respectivamente, "su sentir íntimo, religioso, mitológico y social", así como la extensión de un lenguaje a través de narraciones de cuentos, leyendas, canto y poesía.
"Algunos de los motivos, sobre todo los rectilíneos, pueden ser reproducidos en los tejidos indígenas, que hasta hoy ejecutan las mujeres pehuenches", escribió Álvarez, y atribuyó a manos femeninas los sorprendentes trabajos en las piedras.
http://www.rupestre.com.ar/articulos/rup06.htm
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