No hay un viento, hijo, tan alado ni tan orgulloso como tu vuelo.
Likán, el Sol fue tu única semilla.
Tu primera palabra fue "Ábreme, vengo del vacío; dame tu escritura".
¿Dónde estabas antes de que vinieras?
¿Acaso es tu sombra anterior a ti?
Tú y yo somos dos raíces dormidas en un bosque milenario.
Yo estoy en ti, por eso te busco en el aire; en la pureza del Sol atrapado en tu cristal.
Bernardo Colipán Filgueira - Chile
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