Como en los demás pueblos indígenas, en principio cada comunidad solía ser una familia extensa, un linaje, que a su vez forma parte de la Nación Mapuche, con identidad propia.
Cada comunidad establece un lugar territorial, que es un axis mundi que traspasa los tres niveles espaciales:
1. El nivel del cielo
2. El nivel del suelo en el que está asentado el pueblo,
3. El nivel del subsuelo.
También los tres niveles temporales:
1. El pasado o creación,
2. El presente o preservación,
3. Y el futuro, que si bien es destructor porque todo muere, también es auspicioso porque todo renace.
Y los tres niveles espirituales:
- El del Yo
- El del "nosotros" como comunidad,
- El de la raza, etnia o nación.
La nación tiene una cultura propia, delineada por su lenguaje, el nombre de sus dioses, y sus usos, historia, creencias, costumbres, arreglo corporal y estilo artístico.
El tiempo no es eterno, sino que tuvo un origen. El tiempo nació de un huevo inicial, y también el pueblo mapuche tiene su propio mito de origen, relacionado con el origen del tiempo; esto establece su extraordinario ancestralidad.
Cada comunidad ubica un lugar en la orientación y ubicación geográfica (se considera a la nación y dentro de ésta a la dirección cardinal de la propia comunidad), ubicación temporal y espiritual, dentro de la cual sus miembros se comprometen a la lealtad, a la minga o ayuda mutua y a la continuidad o reproducción (siempre extra comunitaria). De esta manera, vinculando o emparentando a las comunidades, la Nación se fortalece.
1 comentario:
No dejo de asombrarme con la sabiduría de nuestro pueblos, de verdad me llena de emoción y lamento que esto no sea algo que sea de fácil acceso...
beso grande!
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